(UNA VISIÓN POSAPOCALÍPTICA DE NUESTRA ERA MODERNA)
Dos han
sido, hasta la fecha, los contratiempos de Mono
y esencia: Un mundo feliz y 1984. Un mundo feliz es publicada en febrero de 1932 por la editorial
Chatto & Windus para convertirse en la
gran novela de ideas de Huxley que, de paso, le consagra como uno de los
referentes intelectuales del siglo XX, con este título confirmado además como
la primera distopía literaria de nuestro tiempo.
Diecisiete años después aparece 1984,
publicada el 8 de junio de 1949 por Secker & Warburg, novela con la que
Orwell sella la segunda gran distopía del pasado siglo. Mono y esencia aparece en Harper & Brothers en agosto de 1948. Esta fecha, en
pleno telón de acero, con el mundo dividido en dos irreconciliables grandes
bloques geopolíticos, es clave para retratar uno de los mayores temores de
buena parte de la humanidad en la época, la posibilidad de una Tercera Guerra
Mundial librada con armamento nuclear. el
mensaje visionario de Mono y esencia
está a día de hoy más vigente que nunca.


En esta misma línea —y siguiendo un orden cronológico—, las
escenas de la novela donde los simio-humanos dominan a los hombres probablemente
hayan valido también de inspiración al filme El planeta de los simios. Asimismo, Mono y esencia
muy posiblemente haya también inspirado, con sus abundantes descripciones de
música clásica, otra gran novela
distópica de su tiempo, La naranja
mecánica (1962), máxime si recordamos que su autor, Anthony Burgess, en su
momento confirmase Mono y esencia
como una de las mejores novelas en lengua inglesa desde 1939:
Novelas
como Mono y esencia parecen ahora
mucho más productos de su tiempo (PosHiroshima), bastante anacrónicas. Pero
esta es Huxliana, inteligente, brutal, reflexiva, original, y su línea
argumental cautiva nuestra mente … Es una visión nauseabunda de un futuro aún posible
… El hombre nuclear ha revertido en el simio.
Huxley, con esta alegórica fábula moral de nuestro tiempo —ahora más que nunca—, nos recuerda, como en su momento ya advirtiera en su brillante ensayo Adonis and the Alphabet (1956), que «gracias a las palabras hemos podido superar a las bestias; y gracias a las palabras, a menudo nos hemos puesto al nivel de los demonios».
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